miércoles, 24 de noviembre de 2010

Humo, humo y más humo.

Aprovechando los últimos coletazos de las temperaturas otoñales (tirando ya a frías), hemos hecho los últimos ahumados del año.




 


Así que quiero, en esta ocasión, compartir con vosotros esta técnica:
ahumados con papel.







Las piezas se preparan con barro refractario de chamota fina o impalpable. Se bruñen con esmero y se bizcochan (950ºC). Si queremos aplicar una terra sigillata, lo haremos antes de bizcochar, claro.
(Esta de la derecha es una pieza, ya bizcochada, esperando su turno para ahumarse.)

A continuación, hacemos una reserva, es decir, aplicamos lo que en cerámica denominamos "engobe de reserva", que nos va a cubrir lo que no queremos que se ahume, quedando del color del barro de base. Lo que no reservemos quedará más o menos negro, según el tiempo que lo tengamos ahumándose, cómo le dé el humo...






En esta foto, se ve una pieza de prueba, en la que se colocaron unas plantas y se dio el engobe.






Lo siguiente es preparar el bidón para ahumar. Esto se hace con churros de papel de periódico. Colocamos una cama de papel, ponemos las piezas y volvemos a echar más papel. Después sólo queda encender y esperar. Si vemos que se consume el papel y no está suficientemente ahumado, pues echamos más papel, hasta dejarlo al gusto (como en cocina).




Las piezas salen de este pelo:



Que nadie se asuste. No hemos estropeado la pieza. Nos falta lavarlas con esmero...







... Ahora, después de un buen baño, se ve con mejor cara ¿no?




Esta es la pieza que mostré al principio en blanco, ya terminada.









Podéis ver más piezas ahumadas en mi álbum de ahumados de Picasa.


Como siempre, espero que os haya resultado interesante o, por lo menos, entretenido.

Hasta la próxima...

viernes, 5 de noviembre de 2010

Compañeros cotidianos.






¡No hagáis ruido!, que está dormido... Os presento a "Manolo", una de las mascotas de mi colección de animales esquineros.





De esta serie ya conocéis dos: el camaleón ahumado (de la entrada "Animales y bichejos") y el genuino (y padre de todos los posteriores) "camaleón de Laura" (que podéis volver a ver en la ya añeja entrada "Animaladas").


 
Estas pequeñas y silenciosas mascotas descansan por cualquier esquina de la casa. A este pequeño camaleón le gusta estar bien situado en el salón y no perderse las conversaciones de café.










A Manolo le suele gustar el calorcito de la tele (ya se sabe, los reptiles y el calor...)











Tener una mascota tiene sus ventajas: se comen esos molestos insectos...













...y siempre nos escuchan y están atentos.

Por cierto, esta es Enriqueta...






Bueno, Manolo es la excepción que confirma la regla. El pobre siempre tiene sueño (se parece a mí)... pero hace mucha compañía, aquí le podéis ver un día cualquiera descansando mientras trabajamos en el ordenador.



Un saludo virtual para todos.

jueves, 28 de octubre de 2010

Con una sonrisa sincera.






Os recibo en el día de hoy con una sonrisa, invitando a todos los que paséis por aquí que os deis una vuelta (aunque sea cortita) por el románico.

Primero os quiero poner una foto de la Iglesia románica de Silió (Cantabria). Es una maravilla y tiene unos canecillos geniales.


 

Los que ya sois viejos conocidos del blog ya sabéis de qué va esto. Siguiendo con mi afición-obsesión por los canecillos del románico, aquí os dejo más "especímenes" de sujetalibros.









 Precisamente de esa iglesia os dejo estos dos.




Os recuerdo: están modelados con barro rojo, se les ha aplicado un engobe de imitación piedra y se han cocido a 980 - 1000º C.







De otra de las grandes Iglesias románicas, la de Cervatos (también en Cantabria), este hombre llevando un tonel a la espalda.




Este es de Manzaneda (Asturias). Me encanta su sonrisa... tan sincera... nadie diría que ha roto un plato...


(...podría entrar en política)









Pasando a los de Castilla y León, este es de Fuentidueña (Segovia).




Esta vaquita también está en Segovia, pero en el pueblo de San Pedro de Gaíllos.

Por cierto, en el original también tiene la lengua metida en la nariz (lo digo porque me han preguntado varias veces si era una licencia que me había tomado). Es un curioso detalle, muy realista: ¿quién no ha visto en alguna ocasión a una vaca de verdad hacer lo propio?








... Y, por último, de esa maravilla de Santo Domingo de Silos, en Burgos, os presento a este otro "elemento".







Esperando haberos picado un poquito a viajar para ver las joyas del románico, me despido hasta la próxima.

lunes, 18 de octubre de 2010

Animales y bichejos.

Esta entrada se la voy a dedicar a Pepe ("va por usted, maestro"), que tanto le gustan mis bichejos...

 

He aquí un muestrario de animalillos variados y ahumados, con una breve explicación del "cómo se hizo".








Están realizados con barros refractarios de chamota impalpable (unos con refractario blanco y otros con refractario gris).


 El proceso, en general, es el que sigue:

- Primero se crea la figura, se bruñe y se bizcocha.

- Después se aplica un engobe de reserva y se ahuma con papel.

- Por último, se limpia la reserva, para que aparezca el barro de debajo que no se ha ahumado.





Tigre: refractario gris (da un tono entre el marrón y el rosa).




Camaleón: barro refractario gris.













Cebra: en refractario blanco.



En algunos casos aplicaremos antes del bizcochado una terra sigillata que le aportará un color diferente al del barro base. Posteriormente se reserva lo que no se quiere que quede negro.







Otra variante: en esta jirafa se ha dibujado la retícula con terra sigillata (idea de mi amiga Titel), y no se ha reservado, es decir, que lo que ahora veis negro antes era barro de color blanco.

Ya había comprobado previamente que esta terra no coge el humo (he de decir, por experiencia, que cada terra es diferente, y unas lo cogen y otras no).

De mis peripecias jirafiles ya os hablaré otro día...



 Espero que os haya gustado la visita por el "zoológico ahumado de Laura".

Por cierto, admito sugerencias sobre animales blancos y negros, marrones-rosáceos y negros, o naranjillas y negros (es decir, ¡que se puedan ahumar!)


"La hoguera, la hoguera, la hoguera.
La hoguera tiene, 
¡qué se yo!,
que sólo lo tiene la hogueeera."
J. Krahe

lunes, 11 de octubre de 2010

¡Están que echan humo!




Dragones, dragones, dragones... llega la dragonmanía.


Mis pequeñas fieras están que echan humo. Este de la derecha es el "dragón soñador".


Son quemadores de incienso (de conos, para ser más exactos). Realizados en barro rojo y esmaltados.




He aquí algunos de mis últimos dragones:






"Dragón loco". Le sale el humo por las narices.

















El de la derecha es el "dragón intelectual". El pobre entiende tan poco lo que lee que que le sale humo por las orejas...















Este es el "dragón de dos cabezas": a una cabeza le sale el humo por la boca y a la otra por las orejas. Cada cual que lo interprete como quiera.








Aquí tenemos por último al "flacucho". Evidentemente, el humo le sale por la nariz:


 Estas son unas fotos de familia, antes y después de la cocción:


 Espero que no os hayáis ahumado mucho con tanto dragón.

Chao.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Los inventos del abuelo

...y que sería de nosotros sin los abuelos...

Os comunico que tengo un flamante y nuevo molino de bolas. Que qué es eso. Bueno, pues un molino de bolas es una máquina que permite moler el material pasa convertirlo en un polvillo fino. Mediante un motor se mueve el bote que contiene el material a moler. Dentro se colocan piedras redondas que al golpear dicho material lo van triturando hasta molerlo (a base de tiempo, vueltas y golpes).

Los componentes del mío son: un motor de viejo de lavadora (la de la bisabuela, ni más ni menos), una polea de una máquina de coser antigua (de una de esas Singer maravillosas), unos ángulos metálicos (viejos, por supuesto) y otra serie de maravillas desechadas de sus usos anteriores. Nuevo, lo que se dice nuevo, está el tubo que hace las funciones de bote contenedor.
Por lo demás, sólo hace falta la tierra a moler y piedras, muchas, preferentemente lisas y redondas, de todos los tamaños.

 Tras mucho pensar e ingeniar, el abuelo consiguió montarlo, y tras una prueba fallida (iba demasiado rápido y las piedras se nos centrifugaban, y entonces no muelen), lo consiguió: redujo el motor lo suficiente.


Vamos por partes:

Primero se mete la tierra (esa masa negra que se ve en la foto de la izquierda) junto con las piedras (como unos dos tercios de la capacidad del bote tiene que estar lleno de piedras).



Después cerramos el  bote (porque si no se saldría todo ¿no?)


Colocamos el bote
en el molino y lo enchufamos.






Tiene que estar bastante rato funcionando; según queramos que sea de fino el polvillo lo dejamos más o menos tiempo.
Esta prueba la dejamos dentro como una hora, aproximadamente.


 
...Y esto es lo que se ve al abrir el bote (junto con una nube de polvo...).




Después, lo cribamos para separar las piedras.




El resultado final es este:


Bueno, realmente este polvillo hay que pasarlo por un tamiz fino... pero eso no tiene misterio.

Ahora ya "sólo" queda hacer las pruebas en el horno...

... que contenta estoy con mi molino de bolas...

Gracias abuelo.

domingo, 22 de agosto de 2010

De vuelta a casa

...y ya estamos aquí de nuevo.

Han sido cuatro días muy productivos, los que hemos pasado en Coria. Nos hemos reunido un grupillo de gente, que nos hemos entendido muy bien. Hemos hecho varios talleres, donde hemos compartido conocimientos y técnicas.


Estas fotos corresponden al taller de "pit-firing" (del que resultó el cuenco de entrada). Esta técnica, al igual que la del "barro agrietado", nos la ha enseñado la siempre bien dispuesta Titel:

  

Esto es un "horno hoguera":


El taller de terra sigillata:


Y, para terminar, el "horno cohete". Por cierto, como no teníamos sopladores usamos un par de secadores del pelo para meter un buen chorro de aire en el horno:


Hubo más cosillas (una exposición, un mercado, excursiones, visitamos a los tinajeros de Torrejoncillo, algún taller más de los que no tengo fotos...) pero tampoco queráis que os lo cuente todo ¿no?.

En conclusión: cuatro intensos (y cansados) días en los que tuvimos en vilo a los bomberos de la comarca (je,je).