martes, 21 de junio de 2011

Los resultados...

En esta entrada pretendo resumir los resultados de esta cocción experimental.





Tras su correspondiente espera, pudimos ver lo que habíamos cocido... (Para los que se lo perdieron, véase "Experimentando..." ).







De las piezas que salieron "bien", esta es la más pobre en color. Por su ubicación en el horno y, seguramente, una falta de temperatura, cogió pocos matices.










Esta, al contrario que la anterior, ha quedado con muchos matices, y con unos tonos negros muy brillantes (como se puede ver en la foto que abre la entrada).




Este agradable resultado lo achaco, principalmente, a una entrada de aire que se hizo (ella solita) muy cerca de donde se encontraba esta pieza. El azar, o las musas, están en nómina y nos echan una manita de vez en cuando.



Este es el resultado de la bola que envolvimos en el aluminio (con la sal y el café dentro).
Me gusta el aspecto que ha cogido, un poco astral. Va a ser la parte principal de una escultura que tengo en mente (en cuanto tenga tiempo, claro).





Y he aquí la pieza más colorista de toda la cocción.

Se pueden apreciar las marcas que dejó el hilo de cobre sobre la superficie de la pieza. (Para recordar la preparación véase la entrada anterior: "Experimentando...").





Tiene gran variedad de tonos rosas, granates, azules, morados,...








No pongo las fotos de las piezas de las terras, porque no merecen la pena (apenas salieron unos brillos, bonitos, pero escasos), aunque creo que en futuras cocciones podremos obtener algo.

Pendiente para la próxima cocción: probar de nuevo con terra sigillata, de varios tipos, pero procurando aumentar la temperatura. Creo que pusimos poco serrín y viruta (vamos, poca temperatura), y no salieron todos los matices que se podían obtener.

viernes, 17 de junio de 2011

Experimentando...

Con el buen tiempo llega el momento de seguir experimentando...


Después de llevar varios meses guardando posos de café, por fin hicimos nuestra propia cocción experimental.




Primero, excavamos un hoyo...









...con ayuda.


 Lo aislamos un poco con ladrillos refractarios.


Este es el resultado de nuestro "horno" (¡qué bonito nos quedó!) La idea es conseguir más calor durante más tiempo.







Después pusimos serrín, viruta, papel de periódico y alguna maderita, como cama.


Colocamos las piezas en unas cestas metálicas, de manera que no se asientan directamente sobre el combustible y le echamos los productos (queríamos que fueran naturales, del día a día) que supusimos que podían dar color:


- Posos de café.
- Sal.
- Pieles de plátano.
- Hilo de cobre.
- Hierbas y acículas de pino.
- Más serrín y viruta.





Teníamos mucha curiosidad respecto a los resultados de ciertas pruebas, además de ver qué pasaba con esos productos (habíamos leído que funcionan, pero hay que probar...):

En primer lugar, evidentemente,
¿cómo quedarán las piezas
blancas bruñida?





¿Y la terra?¿cómo quedará?




 ¿Y si a una bola blanca, bruñida, la hacemos un paquetito con papel de aluminio (y dentro café y sal)?



 

Claro, que... quizá podemos probar a poner hilo de cobre sobre una pieza (bueno, esto no es un producto natural, pero no es directamente un producto químico, de esos de polvos...)




Y ya puestos en harina,
¿y si metemos una bola a la que
se había aplicado cobre fugitivo?
¿Cómo reaccionaría?
 Bueno, pues con tantas preguntas, sólo nos quedaba una solución: "CHISCAR"




Así que, ni cortos ni perezosos, terminamos de rellenar con más serrín, más viruta, más papel, más madera...









...y prendimos...











Y claro, como en toda cocción, ahora ¡toca esperar!

En nuestra próxima entrega: "los resultados: gracia y desgracia".